Los planes
Que bonito es soñar. Pensar en hacer cosas que nos gustan hacer y con gente con la que valdría la pena hacerlas. Pero siempre tendemos a hablar de más. Nos ponemos a hablar de hacer cosas y empiezan a surgir ideas. Montones de cosas interesantes que a cualquiera le gustaría hacer. El problema es que muchas veces pasamos de hacer esos sueños realidad.
Por lo general la falta de tiempo y de dinero es lo que nos echa para atrás a la hora de hacer realidad las fantasías, pero en ciertas ocasiones no se realizan porque tan solo son eso, fantasías. Y es que hay mucha gente que empieza a hablar y no para, así que propone hacer un montonazo de cosas interesantes pero que jamás piensa hacerlas. Tras intentar comprender eso, aún no lo logré. ¿Qué pude llevar a alguien a decir que va a hacer diez mil millones de cosas si en realidad no piensa hacer nada de lo que habla? Supongo que es por vivir el momento de imaginarse en todos esos sitios, pero ¿no sería más bonito si de verdad estuviese allí?
Lo peor de todo eso es que tu piensas que realmente vas a hacer todo eso. Llega el momento idóneo para hacerlo y te da largas, cambia de tema o te vuelve a hablar de ello en futuro. Vamos, que te vas a quedar con las ganas de hacerlo después de que te pusiese los dientes largos con la gran idea del viaje, fiesta, excursión, ...
Bueno, a ver si a alguno se le ocurre una explicación lógica, porque yo no se la encuentro. Y es que como dicen en mi querida tierra, "o falar non ten cancelas".
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