Lío en la RENFE
Hoy se ha liado un poco en el R-598. En realidad no se ha liado, la han liado vendiendo los billetes. El caso es que en lugar de vender todos numerados o todos no numerados, han vendido unos sí y otros no. Muy inteligente por su parte.
Como todos los domingos, el tren iba a rebosar de gente (al menos en mi vagón, supongo que en otros habría plazas vacías) desde Vigo. Hasta ahí todo normal, hubo un par de “perdona, estás en mi sitio”, pero fuera de eso... El caso es que llegamos a Pontevedra y se subió todo Pontevedra al tren. A la chica que tenía a mi derecha le dijeron eso de estás en mi sitio, así que muy pacientemente se levantó y se fue a por otro, con tan mala suerte que en el vagón ya no quedaban asientos libres.
Entonces estábamos en una extraña situación, con una pequeña sensación de que me iban a intentar quitar mi asiento (por encima de mi frío y tieso cadáver), con gente reclamando sus sitios y muchos otros depie en un tren el que es obligatorio tener asiento.
¿Cómo se puede ser tan negao? A mi ya no me hizo mucha gracia eso de que enumerasen los asientos, porque no puedo sentarme donde me venga en gana (el sitio más autista), pero que vendan unos numerados y otros no me parece crear conflicto, pues la conversación más probable es:
-Perdona, estás en mi sitio.
-No hay asientos numerados.
-Sí que los hay, y ese es el mío.
En ese momento se produce un silencio mientras el sentado mira por la ventanilla y el otro se siente ignorado y despotrica:
-¡Qué estás en mi sitio!
-Pues busca al revisor y que me eche.
Y ya está creado el conflicto.
Lo que realmente me da pena es que no me hayan reclamado el sitio a mi, ya que me apetece poder poner una reclamación a la RENFE por inútiles. Supongo que la podré poner igual, jejeje.
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Mi céntimo
Todo comenzó hace ya unos cuantos años cuando aún existían las
antiguas pesetas. Cada vez que comprabas cualquier cosa en un supermercado y tu cuenta acababa en 9 ó 4, siempre te ruineaban la peseta sobrante. Desde luego me cansé de decir eso de "¿me das mi peseta?".
Ya en 2001, con la llegada de los euros, esa mala costumbre se perdió, ya que te robaban 1´68 pesetas y ya empezaba a ser un poco descarado. Pero hoy, 8 años después, me ha sucedido lo mismo que en 2000. Tenía que pagar 4.89€, le di un billetazo de 10 y me devolvió 5.10. La conversación fue exactamente así:
-Perdona, me debes un céntimo.
-Ahora mismo te lo doy.
Pasaron unos 10 segundos y mientras lo arrojaba sobre la superficie donde van dejando la compra continuó:
-Ahí lo tienes.
Fui lo suficientemente educado como para callarme un "¿pero tú que te crees?¿qué puedes no darme mi dinero y además ser desagradable?". Son esos momentos en los que piensas que no vale la pena joder a alguien por muy gilipollas que sea por un sucio céntimo pidiendo el libro de reclamaciones, así que me guardé el céntimo y me fui a casa.
En realidad no lo pido por molestar (bueno, un poco sí). Lo pido porque me molesta que no me lo de. Jamás lo haría en una tienda de alimentación tipo mercado, porque aunque no te devuelvan el céntimo, siempre cobran de menos cuando te es desfavorable.
Estuve rosmando durante unos 5 minutos hasta que me empezó a hacer gracia, pero en realidad me molesta enormemente el detalle de este supermercado en cuestión, porque supongo que es una política de empresa el no exigir a l@s cajer@s devolver el céntimo de rigor.
Por cierto, el supermercado era el Gadis y la cajera seguramente se embolse unos 2€ al día a base de robar céntimos. Desde aquí os pido que jamás les regaléis vuestros céntimos porque son vuestros, en especial si pasan de dároslos.
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